KIEV, Ucrania. Una chica posa frente al mural donde Vitaly Gidevan retrató a Patron, un perro rastreador de minas.
La imagen es bella, luminosa, incluso –si no se conocen ciertos detalles– ingenua.
Hay un gran protagonista, que no es el perrito que sostiene en brazos la chica, sino el que retrató en un mural el artista Vitaly Gidevan.
De ese perrito, tan pequeño en la vida real como el que abraza la adolescente en la foto, podríamos decir –si no tuviéramos más que una parte de la información– que, además de mascota, es un instagrammer.
A Patron –así se llama este perro de la raza Jack Russell Terrier– lo siguen unas trescientas mil personas en esa red social. Y su cuenta de TikTok, con setenta y ocho mil seguidores, no se queda corta.
Patron es un héroe. Algo así como una estrella pop en un mundo donde todo, incluso la guerra, parece destinado a devenir foto simpática, video adictivo, meme gracioso, imagen adorable.
En ucraniano, el nombre del pequeño –¿y frágil?– Jack Russell Terrier significa “cartucho”. Tiene sentido, porque Patron pertenece al Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, y desde el comienzo de la guerra tuvo la misión de detectar minas y otros explosivos diseminados por el ejército ruso en territorio ucraniano.
A comienzos del mes pasado, el esforzado perrito recibió una medalla de manos del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, durante una conferencia de prensa en la que participó el presidente canadiense Justin Trudeau. Al perro lo invitaron al Festival de Cannes, que le otorgó el premio Dog-manitarian. Los artistas como Gidevan le dedican murales y no faltan los muñecos y peluches que recrean su estampa, los videos donde sus morisquetas se viralizan, las caricaturas en las que aparece retratado con la musculatura y la arrogancia de cualquier súper héroe que se precie.
Patron lleva detectadas más de 200 minas terrestres en un país que se desangra. Brilla en Instagram porque la vida sigue aunque las tragedias parezcan no terminar más.