Sin una intención alarmista, pero para tampoco hacer la vista gorda frente a lo importante en salud, digamos que lo que sigue acá podría ser enorme y muy problemático. Un tema a tener en el radar porque tiene escala pandémica. Todo se resume en el título de una reciente comunicación en el prestigioso New England Journal of Medicine (NEJM): “Infección por el virus de la influenza aviar A (H5N1) altamente patógena en un trabajador de una granja lechera”.
El hombre, de Texas, Estados Unidos, se contagió gripe aviar de las vacas con las que trabajaba. O tocó la leche o algún fluido de los animales y sin querer se refregó los ojos. Está estable y no contagió a nadie, pero se agarró la conjuntivitis viral del siglo, por decirlo amablemente (mejor evitar las fotos). Es nada menos que el primer registro de un humano infectado con la poderosa variante de influenza A H5N1, no a través de aves sino a través de un mamífero. El NEJM publicó la información el 3 de mayo.
A nadie en el mundo científico le sorprende esto, pero hay preocupación. Hace tiempo miran cómo el H5N1 se propaga entre mamíferos de distinto tipo, o sea, cómo el virus se las va ingeniando para replicarse en células diversas, más allá de las aves. No es buena noticia. Ahora le tocó a una persona, de lo que se desprende una nueva habilidad. El patógeno lo logró de un modo pobre, podría decirse, porque no consiguió tener músculo para perpetuarse, pero lo logró.
Es cierto que el mundo empezó a “dejar ir” el recuerdo de la pandemia de Covid. En este sentido, los expertos en vigilancia epidemiológica no dan respiro. Pero el alerta sobre los riesgos del H5N1 (y del H7N1, dos subtipos de gripe que se miran de cerca) es anterior a la pandemia. De hecho, informes de 2019 de la OMS, por ejemplo, ya advertían en 2019 - como informó este medio varias veces- que “el mundo no está preparado para una pandemia” y aseguraban que aparecería un brote de esa magnitud más o menos pronto. Aciertos: dos de dos.
La gran candidata era la gripe aviar. Fue coronavirus. Pero las influenzas estaban en la mira por su contagiosidad, por el antecedente mayúsculo de la gripe de 1918, porque los movimientos migratorios masivos facilitan más que nunca el transporte de patógenos, por el hacinamiento en las grandes urbes y por el caldo putrefacto en el que nos cocemos sin hacer nada al respecto, descuidando problemáticas socio-ambientales de envergadura, como la contaminación y el cambio climático.
Este es el contexto. Ahora, qué es el virus H5N1, cómo se comporta, hasta qué punto es importante la novedad del NEJM y qué puede pasar.
Gripe aviar: el aterrizaje del virus H5N1 en mamíferos
Jorge Quarleri es bioquímico e investigador Principal del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS-UBA-CONICET). Su especialidad son los virus. Su capricho, la evolución y comportamiento de algunos de los más amenazantes. En un completo repaso del tema que elaboró para Clarín explicó que la gripe aviar “era considerada una amenaza para las aves de corral, pero se está trasladando a los mamíferos silvestres, con impactos más allá de lo visto: desde 2021, fueron detectados casos en 37 nuevas especies en todo el mundo, incluyendo 20 de tipo silvestre en 28 estados de Estados Unidos desde 2022”.
A nivel mundial, además, “hasta diciembre pasado, la gripe aviar había llegado a mamíferos en ambos polos: se contagiaron un oso polar en el Ártico y focas en la Antártida. Y en algunos casos, como con los visones criados en 2022 y ahora las vacas lecheras de Estados Unidos, se produjo la transmisión de mamífero a mamífero”.
Si las infecciones en el ganado vacuno preocupan especialmente es porque dan cuenta del -ya conocido por el Covid- salto zoonótico que pueden dar este tipo de microbios. Un salto que por supuesto implica transformaciones en el genoma. O sea,
evolución y adaptación.
“Los virólogos sabemos que para que el H5N1 se vuelva hábil para propagarse entre mamíferos, varias de sus proteínas deben evolucionar”, reflexionó el investigador. De hecho, dijo, “tiene una de las barreras más altas para convertirse en un virus pandémico, pero obviamente solo tiene que obtener la combinación correcta de mutaciones para lograrlo. Y con el virus propagándose tan furiosamente por todo el mundo, tiene más oportunidades que nunca de alcanzar ese punto”.
Aunque varios brotes pasados de H5N1 se desvanecieron, que se estén contagiando mamíferos sin conexión geográfica entre sí hace pensar que probablemente llegó para quedarse. Según Quarleri, "algunos expertos sostienen que esta es la amenaza que seguirá llamando a nuestra puerta hasta que cause una pandemia”.
H5N1 y la vigilancia alimenticia en Estados Unidos
Dado que se encontró H5N1 en leche de vaca, también las autoridades de la FDA vienen analizando el tema. La intención del organismo es aportar tranquilidad: la leche pasteurizada no representa riesgo alguno para la salud, aclararon en distintos partes. Sin embargo, el problema existe porque un brote epidémico entre las vacas, o sea, que cientos de ellas se enfermen, implicaría una baja en la producción de ese alimento central.
A ese problema se suma otro, que es el meollo de estas líneas: si bien el virus se vino asentando bien en las glándulas mamarias vacunas, “lo que preocupa más, aún”, subrayó el científico, es la probabilidad de que en las células epiteliales de esas glándulas mamarias “están tanto los receptores capaces de recibir cepas de gripes aviares como humanas”. ¿Qué quiere decir esto?
Los receptores son la puerta de entrada que el virus usa para ingresar a las células del hospedador e infectarlas. Si en esas glándulas, las vacas tienen receptores óptimos para recibir tanto gripe aviar como variantes ya adaptadas a humanos, el riesgo de una “reasociación” está latente.
¿Qué es una reasociación? Simple: un mix gripal de potencial impredecible, resultado de mezclar -usando una metáfora de Quarleri- dos mazos de cartas distintos.
Esto, además, podría ocurrir en los cerdos, que “albergan otros virus influenza A, algunos de los cuales ya están adaptados a los humanos”. La cuestión entonces es que, “si estos virus intercambiaran genes con H5N1, podría surgir una cepa más zoonótica o incluso una cepa pandémica”.
Mutaciones y reasociaciones: por qué preocupa la gripe aviar
Varios se estarán preguntando qué tan grave es la gripe aviar. La respuesta es que todavía no se adaptó para tener una buena transmisibilidad en humanos, de modo que no se sabe. Pero, como se vio con el Covid, todo depende tanto de la salud del hospedador (y su memoria inmunológica contra otras gripes...) como de los cambios que sufra el genoma del virus.
Esos cambios, en el caso de la influenza, son bastante particulares. Para arrancar, hay que dejar claro que el virus influenza se clasifica en cuatro tipos: A, B, C y D. Los humanos se infectan mayormente por A y por B.
Dentro del tipo A (siguiendo las explicaciones de Quarleri) hay subtipos, que se clasifican en función de dos proteínas: la hemaglutinina (H), que es una suerte de “llave que usa el virus para abrir la puerta de célula” e infectarla, y la neuraminidasa (N), “imprescindible para la replicación viral”.
A su vez, "hay 16 tipos de H y 9 de N”. Así que H5N1 es, para decirlo correctamente, un “subtipo” de gripe. No una cepa ni una variante.
La cuestión central está en el genoma, “donde reside toda la información del virus para llevar adelante su objetivo de replicarse”. En el caso de la gripe, el genoma está segmentado en ocho partes que codifican para determinadas características del virus.
“Resalto esta característica porque el virus influenza es un ejemplo paradigmático de un virus con capacidad de variar sus proteínas, preservando su función. ¿por qué varía tanto?”, se preguntó el investigador. La respuesta es que, por un lado, se producen mutaciones por los típicos errores de copia cuando el virus da "hijos", para decirlo de un modo erróneo, ya que estos patógenos no son seres vivos.
Mientras esas mutaciones generan cambios “menores”, dijo el investigador, el tema central está en la potencial “reasociación de los ocho segmentos” mencionados, algo que puede ocurrir si en el hospedador se mezclan (recuerde los mazos de cartas) virus influenza de distinto origen. ¿Parece imposible? No lo es.
Cuán lejos estamos de que la gripe aviar pase a los humanos
Afortunadamente, varias cosas tienen que ocurrir para que esta gripe aterrice definitivamente entre nosotros. Quarleri mencionó cuatro condiciones, pero enfoquémonos en una que todos los expertos miran de cerca. Los cambios posibles en la polimerasa, que es la “responsable de fotocopiar el genoma que el virus utiliza para replicarse”. Hoy está adaptada a funcionar en aves, pero podrían generarse mutaciones para que funcione mejor en mamíferos.
Este escenario no es tan lejano: “Hay una mutación conocida,
E627K, que logra cambiar la enzima para que funcione mejor en mamíferos en un solo paso, al intercambiar un aminoácido en una posición clave”.
Un dato nada bueno es que “la primera aparición registrada de esa mutación de la polimerasa fue en el virus que causó la gripe de 1918", se lamentó el científico.
En síntesis, para generar un cambio de camiseta tan importante que ponga al H5N1 en las primeras ligas del campeonato epidemiológico (o sea, a nivel pandémico), esta gripe debe “subir una escalera”. Quarleri dijo que no es una escalera difícil de escalar, pero debe hacerse “paso a paso”.