Otra nota imprescindible de Roberto Casas para quienes todavía se sienten agrónomos y productores más que mineros: ¿Cuánto nos cuesta el proceso de erosión y degradación de los suelos?
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- Categoría: Interés general
- Publicado: Martes, 25 Noviembre 2025 17:48
El ingeniero agrónomo Roberto R. Casas es director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua (PROSA-FECIC) además de integrante da la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria. Se desempeña además como docente universitario.
En Bichos de Campo venimos con mucho interés publicando varios artículos de su autoría vinculados a una temática que lo obsesiona y que debería preocupar mucho más a toda la comunidad agropecuaria: las políticas de cuidado del principal recurso que tiene la Argentina, que son sus suelos agrícolas y ganaderos.
En este caso, Casas no vuelve a advertir no solo del visible proceso de degradación de los mismos sino que realiza un cálculo del costo económico que tiene para la Argentina y sus productores no tomar conciencia, y casi naturalizar, el descuidado que se manifiesta con este recurso finito.
Esta es la nota, nuevamente imprescindible de Casas:
Los sistemas agropecuarios basados en el uso del suelo constituyen la principal fuente de ingresos y el auténtico motor de la economía nacional. La situación consignada determina una presión creciente sobre el recurso suelo, que en general no recibe ni la atención ni los cuidados adecuados.
A lo largo de la historia agrícola en los sistemas pampeanos han alternado periodos de incremento de la vulnerabilidad de los suelos y el ambiente con periodos de ganancia en la calidad de los mismos. Las distintas situaciones tienen que ver con los conceptos de resiliencia y vulnerabilidad de los suelos, los cuales están íntimamente relacionados.
Hacia principios del siglo XX la agricultura se expandió sobre suelos vírgenes con elevados contenidos de materia orgánica y muy bien estructurados. Ello constituía un ámbito de alta resiliencia con elevado grado y velocidad de restauración de la calidad y función luego de ocurrido un disturbio. Es así que las labranzas con herramientas inadecuadas asociadas a sequías climáticas y quemazones de esa época inicialmente no impactaban negativamente en la capacidad productiva de los suelos en función de la elevada recuperación del sistema.
En las últimas décadas, los sistemas productivos en la Argentina han registrado un cambio hacia una agricultura más intensiva, con mayores rendimientos por unidad de superficie. En forma simultánea, la frontera agrícola se desplazó hacia zonas más frágiles, tradicionalmente mixtas o ganaderas, en muchos casos ocupadas por monte nativo, provocando un fuerte incremento de la vulnerabilidad de los suelos.
En la actualidad, se estima que un 38% del territorio argentino está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica, lo que representa unos 105 millones de hectáreas. Al analizar los datos globales de erosión hídrica y eólica producidos por FECIC correspondientes al año 2015, se observa un crecimiento del 73% respecto de 1990. Aunque se trata de estimaciones, lo cual implica la posibilidad de cierto margen de error, se observa un incremento muy importante de los procesos erosivos, que encienden señales de alerta sobre la sostenibilidad de los modelos productivos actuales.
Fuente: Bichosdecampo.com
