En un año, rescataron más de mil animales del tráfico ilegal en la Ciudad
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- Categoría: Interés general
- Publicado: Martes, 03 Mayo 2022 01:10
Fue en allanamientos realizados por la Fiscalía General porteña. Se abrieron 33 causas y hubo 17 detenidos. Los ejemplares son cazados en el Interior, los traen a Buenos Aires y los venden por redes sociales.
En una ciudad donde cada vez más familias tienen mascotas y en la que ya se habla de "hogares multiespecie", el maltrato animal causa más indignación. Sobre todo, cuando la Justicia avanza y empiezan a aparecer datos que demuestran el tamaño del delito. En poco más de un año, la Fiscalía General porteña realizó operativos contra el tráfico de fauna, en los cuales se rescataron más de 1.000 ejemplares y hubo detenidos y condenados.
El dato surge de un informe realizado por la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA). Sólo entre octubre de 2020 y diciembre del año pasado se hicieron allanamientos que terminaron en la apertura de 33 causas judiciales e incluyeron la detención de 17 personas. De esos casos, 13 se resolvieron mediante una probation, en nueve se pidió la elevación a juicio y en el resto la investigación continúa.
La mayoría de los animales rescatados fueron aves, aunque también encontraron iguanas, serpientes, hurones y otros animales que en los últimos años se pusieron de moda como mascotas.
Además, la UFEMA encontró cornamentas y cabezas de ciervos e incluso una piel entera de yaguareté, un felino autóctono en serio peligro de extinción.
En tanto, en un operativo realizado en una pescadería del Barrio Chino, en Belgrano, encontraron carne de tiburón (cazones y gatuzos) cuya pesca y venta es ilegal porque también están en peligro crítico de extinción, según explicaron en la UFEMA.
Otro de los focos del trabajo fiscal son los criaderos de perros. Contrariamente a lo que muchos suponen, en la Ciudad están prohibidos: se puede criar perros de raza como hobby, pero no se los puede comercializar.
Si bien la normativa no plantea condenas de prisión efectiva (porque las penas en expectativa están por debajo de tres años), sí hay probations, trabajos comunitarios, cárcel en suspenso y multas de hasta $ 500.000.
Pero el principal castigo parece ser el propio decomiso de los animales: en la UFEMA estimaron que los animales rescatados habrían sido vendidos en más de $ 8.000.000, plata que pasó a ser pérdida para los traficantes.
Un cambio cultural
¿Por tantos rescates en poco tiempo? Es que, así como en la sociedad hubo un cambio cultural hacia una mayor conciencia en el cuidado de los animales, la propia Justicia se aggiornó. En agosto de 2020, la Fiscalía General de la Ciudad firmó una resolución por la cual se decidió focalizar gran parte del trabajo de la UFEMA en la persecución del tráfico de animales.
"El gran cambio de paradigma fue plantear a los animales como seres sintientes sujetos de derecho. Hubo fallos muy importantes en ese sentido", explicó el fiscal Carlos Rolero Santurián, titular de la UFEMA.
Un ejemplo de esos fallos fue la condena a 1 año y 7 meses de prisión en suspenso para un hombre al que le encontraron 375 aves y 5 perros caniche, que, según constataron los veterinarios, estaban en muy malas condiciones de salud.
Pero tal vez el fallo más relevante sea el de la causa de "Coco", un mono carayá que fue rescatado de un departamento de La Pampa al 3100, en Belgrano, donde se realizaban fiestas que fueron denunciadas por los vecinos por ruidos molestos. El animal, de al menos cinco años, era encerrado en un armario sin luz, agua ni ventilación y estaba enfermo.
La jueza Rocío López Di Muro hizo lugar a la petición de la UFEMA, ordenó la liberación del mono y fundamentó que los animales son merecedores de la más amplia protección jurídica dada su condición de víctimas y sujetos –no humanos-. Y que al no poder accionar por sí mismos, son los seres humanos quienes deben representarlos ante la vulneración de sus derechos. Coco fue entregado a una ONG proteccionista para su traslado a una reserva de monos carayá en Córdoba.
Es que tras los rescates, los animales necesitan mucho cuidado, sobre todo porque pueden haber perdido la capacidad de alimentarse solos, dependen de que el hombre les de la comida, y entonces no pueden volver a su hábitat.
En la UFEMA comentaron que trabajan con ONG como Pájaros Caídos o la Fundación Temaiken, entre otras. También se logró reintroducir a algunos ejemplares de aves en la Reserva Ecológica.
El paso a paso del tráfico
En la UFEMA explican que el tráfico de animales tiene una forma de operar característica. Los animales son cazados furtivamente en el Interior o en países limítrofes, y trasladados de manera clandestina y muy descuidada a Buenos Aires. De hecho, se calcula que la mitad de los ejemplares mueren en el camino.
Al llegar, los acumulan en casas, garajes o depósitos, y los ofrecen a través de redes sociales. Una particularidad: para evitar que los mecanismos de seguridad de las redes los detecten, los traficantes no usan la palabra "Vendo" sino "Cedo" o "Permuto".
En muchos casos, la venta del animal se hace por encargo, se los va a cazar porque algún cliente los pidió, incluso desde otros países.
Es que todavía hay ciertas personas que asocian tener un zoológico personal con cierto estatus social. Y hay casos insólitos: el 18 de abril, la UFEMA allanó una casa en Pergamino al 3100, en Villa Soldati, donde el dueño tenía como mascota un carpincho.
En otros casos, a los animales se los busca como alimento. Como pasó en la pescadería del Barrio Chino, o también en el caso de otro allanamiento del año pasado en el que encontraron decenas de cuises en una granja clandestina en la Villa 31, donde en una heladera también hallaron carne para consumo.
Un delito con varios riesgos
Más allá del maltrato animal, el tráfico ilegal es un delito que puede ocasionar varios riesgos.
Uno, muy claro, es el de las enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de animal a humano. La rabia es el ejemplo más evidente, pero también la psitacosis, una patología infecciosa que transmiten las aves de la familia de los psitácidos, como los loros o las cotorras, que hasta puede ser mortal. Se cree, de hecho, que la pandemia de Covid se inició en China por el consumo de carne de murciélago infectado con la entonces desconocida mutación SARS-Cov-2.
Otro problema es el daño que se produce en el medio ambiente, al romper un ecosistema extrayendo animales de su lugar y llevándolos adonde no deberían estar. Y que, en un caso extremo y más improbable, podrían reproducirse descontroladamente en un nuevo hábitat y convertirse en una plaga.
Por eso, es importante la denuncia vecinal. El camino más directo es escribir al email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., aportando la mayor cantidad de información posible. En el organismo judicial reciben miles de denuncias al mes, y organizan tres o más procedimientos semanales.
Fuente: Pablo Novillo - Clarin.com