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Categoría: Interés general
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Publicado: Martes, 11 Mayo 2021 12:35
Todo empezó con diez ejemplares traídos al país en los 70. Pero se multiplicaron y hoy diezman cultivos de frutos, roen cables y provocan cortes de luz en Provincia y hasta llegaron a Capital.
Escobar, Pilar, Berazategui, Moreno, San Miguel y Merlo; Arrecifes, Capitán Sarmiento, Pergamino, San Antonio de Areco; San Pedro, Salto, Luján y Lobos; 25 de Mayo, Tres Arroyos y Daireaux. ¿Qué tienen en común todas estas localidades, pueblos y ciudades? En todos se ha detectado una especie exótica invasora (EEI) y "carismática", que preocupa a las autoridades y a los especialistas en protección ambiental: la ardilla de vientre rojo, originaria de Asia.
Un trabajo de investigación realizado por las universidades de Luján y de Buenos Aires las ubica además en Capital Federal. Este dato fue confirmado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.
Por supuesto, las ardillas se esparcieron por acción humana. También fueron detectadas en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En esta última, las autoridades están en alerta porque fueron vistas en zonas en donde hay cultivos de vid y frutas secas.
¿Por qué preocupa el crecimiento de la población de estas ardillas? Entre otras cosas, porque es un roedor. Como la rata, transmite la leptospirosis al ser humano, una enfermedad que puede tornarse grave y afectar el funcionamiento de los riñones y el hígado.
Por otra parte, las especies exóticas son preocupantes en términos de conservación, básicamente porque amenazan la biodiversidad local. En el caso de las ardillas, roen la corteza de los árboles y dañan la cantidad y la calidad de los frutos, lo que impacta en las actividades productivas. También roen las mangueras plásticas de los sistemas de riego y los tendidos de electricidad.
Como detalla el Ministerio de Ambiente de la Nación en un informe, estas ardillas de vientre rojo comen semillas y frutos de consumo humano: desde nueces hasta cítricos y duraznos, higos, kiwis, manzanas y peras. Esto les permitió adaptarse. También pueden comer huevos de aves. Y no tienen predadores.
De diez ardillas a una multitud
Se estima que hay unas 200 especies de ardillas. Las que comenzaron a verse aquí (su nombre científico es callosciurus erythraeus) fueron introducidas en los 70.
Las trajo don Julio Steverlynck, un reconocido empresario textil de la zona de Jáuregui, según le confirmó a Clarín uno de sus descendientes.
Casi al final de su vida, don Julio buscó recrear en sus tierras imágenes de su Bélgica natal, con ardillas saltando de árbol en árbol. Pero no sabía que incluso en aquel país, estos roedores ya comenzaban a traer problemas.
Fueron diez ardillas las que llegaron aquí: cinco murieron en una jaula y el resto fueron liberadas. Este fue el puntapié inicial.
Para los vecinos de Jáuregui y de Luján, el apellido Steverlynck quedó además vinculado a las buenas acciones de don Julio: cuando aún no estaba legislado, pagaba vacaciones y aguinaldo a sus empleados y premios por producción.
Las ardillas llegaron a Buenos Aires
En territorio porteño, la ardilla de vientre rojo fue vista en al menos siete lugares. En algunos de ellos, un ejemplar; pero en otros se identificaron más, como en el predio de la ESMA.
Así lo confirma el trabajo "Invasiones biológicas: el arribo de la ardilla de vientre rojo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", publicado por las investigadoras Mariela Borgnia, Silvia de Bargas, Alejandra Valverde, Sofia Forte y Sacha Roldán a través del Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y de las facultades de Agronomía y de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Para la investigación, realizaron entrevistas con los vecinos que dieron aviso de la presencia de estos roedores.
"Hay focos incipientes con posibilidad de crecimiento e impacto negativo en zonas arboladas de importancia para la Ciudad. Sólo el 12,5% de los 128 entrevistados para este trabajo demostraron conocer esta ardilla y los problemas que causan. El 53% estaría de acuerdo con realizar alguna medida de control, siempre que no involucre el sacrificio de los animales", explicaron las investigadoras.
Además, advirtieron la necesidad de visibilizar esta situación para que la gente avise a las autoridades, que comprenda que no pueden tenerlas como mascotas y tampoco trasladarlas.
Uno de los lugares donde las ardillas fueron vistas fue en el Jardín Botánico de Palermo. Desde la Secretaría de Ambiente porteña explicaron a este medio que se detectó un ejemplar, dieron el alerta, pero no volvieron a ver otro.
"Se trata de una especie exótica y el Jardín adhiere a los protocolos que indican dar aviso a las autoridades -dijeron en Ambiente-. En la Reserva Ecológica Costanera Sur no han sido identificadas y tampoco en el Ecoparque".
Además del Botánico y la ESMA, los otros cinco lugares en donde fueron divisadas en algún momento, aunque haya sido un solo ejemplar, son el Parque General Paz, en Saavedra; la plaza Martín Fierro, en San Cristóbal; Parque Avellaneda, en el barrio homónimo; en el predio de la Facultad de Agronomía (en inmediaciones del jardín botánico Lucien Hauman), y en Plaza San Martín, de Retiro.
La ardilla no es una mascota
"La noción de conservación cambió. Hoy sabemos que es necesario controlar esta especie que coloniza muy rápidamente los lugares en los que se afinca; se reproducen rápido y comen frutos de todo tipo", advierte Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
La funcionaria explica que es necesario reforzar la información entre los vecinos y vecinas. "Estas ardillas no son aptas como mascotas -subraya-. Algunas familias las tienen en sus casas y cuando muerden a alguien o evidentemente no se adaptan, las sueltan. Es así como luego aparecen por parques, plazas y barrios arbolados. También sabemos que fueron llevadas a campos, casas quintas y estancias porque se las considera lindas y pintorescas"
El 14 de abril pasado el Ministerio de Ambiente publicó en el Boletín Oficial de la Nación la Resolución 109/2021, que aprueba la gestión integral de las especies exóticas invasoras (EEI) y las especies exóticas potencialmente invasoras (EEPI) para promover acciones de contención, detección temprana, monitoreo, mitigación y control.
Esta resolución incluye en su enumeración a las ardillas de vientre rojo, que están consideradas una "especie exótica invasora carismática". Los especialistas entienden que su aspecto incide en la proliferación.
Como dice Florencia Gómez, no sucede lo mismo con el caracol gigante africano -puede medir hasta 20 cm- que se encuentra en Misiones y Corrientes. En general, a nadie le parece "simpático", así que quienes lo identifican informan a las autoridades, o incluso se animan a aplastarlos y enterrarlos.
Encuentros cercanos con las ardillas
Una vecina de Pilar cuenta cómo fue cambiando la presencia de las ardillas en el barrio: "Hace más de un año empezamos a verlas en los cables de luz y en la copa de los árboles más altos. Eran una curiosidad. Pero con el paso del tiempo, la situación cambió. Ahora las vemos en los arbustos y pasando de rama en rama casi al nivel de nuestras cabezas", le cuenta Isabella a Clarín.
Además, describe varios encuentros cercanos con estos animales. "Estando sentados en la galería de nuestra casa, una ardilla se acercó hasta la pileta a beber agua. Una vecina estaba trabajando en su casa, hablando por teléfono frente a una ventana, y vio pasar a una por el vano. Enloquecen a los perros, que pueden estar ladrando durante horas. Y otro vecino contó que observó a varias merodeando un cesto de basura", agregó Isabella.
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Fuente: Silvia Gómez - Clarin.com